jueves, 13 de enero de 2022

El Rey de Espadas y un poema de Cavafis

Las espadas en tarot representan el elemento aire, vinculado con la mente, el pensamiento, la racionalidad, el discernimiento. Es por eso que el Rey de Espadas gobierna con inteligencia y, ante los desafíos, pone en juego su astucia y su gran capacidad para crear estrategias que lo lleven al triunfo. 

Si lo relacionamos con los mitos griegos, tomados por Liz Greene y Juliet Sharman-Burke para crear su tarot, este rey se corresponde con Ulises u Odiseo. Es el esposo de Penélope, de quien ya nos ocupamos con anterioridad al referirnos a la reina de bastos. Recordemos que, mientras ella esperaba y resistía en el palacio, Ulises regresaba a Ítaca después de la guerra de Troya, pero su viaje resultó ser largo y accidentado, atravesado por peligros y aventuras. Finalmente, él llegó a su reino.




Toda figura del mazo nos sugiere cierta actitud o modo de enfrentar las situaciones. En este caso, el Rey de Espadas/Ulises atraviesa todas las experiencias del viaje contemplándolas con racionalidad, comprendiéndolas con su aguda inteligencia y aventurándose en ellas con cierta distancia emocional, como un estratega que no pierde de vista su meta.

Por su potencia y valor alegórico, el mito del viaje de Ulises dio lugar a otros textos que se inspiraron en él; el más famoso es la novela Ulyses de James Joyce, pero no es el único. Aquí les presento un poema del escritor griego Constantino Cavafis (1863-1933), quien nos propone su perspectiva de cómo debería ser nuestro viaje:

Ítaca

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón;
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

 

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

 

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.

 

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

 

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.


[En: C.P.Cavafis. Antología poética. Edición y traducción de Pedro Bádenas de la Peña. Alianza Editorial, Madrid, 1999.]

 

El poeta nos habla a cada uno de nosotros, nos convoca a disfrutar de nuestro camino de búsqueda, cualquiera que sea, sin perder de vista que el viaje en sí mismo es lo que nos enriquece. Desde esta mirada, toda experiencia tiene su valor; ninguna de ellas será terrible ni monstruosa si hay una comprensión profunda de su sentido. ¿Y la meta que nos habíamos propuesto? Su importancia fue simplemente haber sido nuestra inspiración. Esta es la visión del poeta. ¿Cuál es la nuestra? 



 

 

 


1 comentario:

  1. Intenso y maravilloso Cavafis,mí viaje a Itaca,el encuentro con la mente Pristina de la q hablo el Buda.

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