miércoles, 18 de mayo de 2022

Reflexiones sobre el tarot: ¿género discursivo, lenguaje, texto?

 

Hace poco tuve la oportunidad de leer un artículo científico acerca del tarot, que lo propone como un género discursivo. Se trata del texto “Una lectura semiótica-discursiva del tarot y el estudio de un caso” de Pablo von Stecher (2012).

Allí, el autor afirma que el tarot conforma un género discursivo, de acuerdo con la definición que hiciera Michail Bajtín de este concepto. Recordemos que el teórico literario ruso definió el género discursivo como un tipo más o menos estandarizado de enunciados, que comparten rasgos estructurales, temáticos y estilísticos. Para dar solo algunos ejemplos, son géneros discursivos: la noticia, la crónica, el artículo de opinión, el cuento, la novela, la monografía, el ensayo, la receta de cocina… En fin, todos los conjuntos de enunciados con los cuales nos manejamos y comunicamos dentro de una determinada cultura.

Dice von Stecher del tarot: “Podríamos decir que cada carta expone un carácter episódico en el marco de una narración más amplia”, y define cada arcano como una “unidad narrativa”. Observa que, como todo género discursivo, los mazos de tarot tienen en común una estructura, un tema y un estilo:

-Estructura: una estructura de 78 arcanos, entre mayores y menores, cuatro palos, cuatro figuras cortesanas en cada palo.

-Tema: el viaje del héroe o el camino de la vida.

-Estilo: según el autor, este es un elemento más libre en este género, ya que depende del mazo que se esté usando.



En primer lugar, creo que en este análisis se propone analizar como un enunciado aquello que es lenguaje, al considerar, no la estructura de las lecturas, sino del sistema de símbolos utilizado para construir los mensajes. Por supuesto, en todo sistema los elementos son solidarios y dependen unos de otros, pero eso no lo convierte en un género. Es verdad que, a diferencia de una lengua, en este caso no se trata de un sistema de signos lingüísticos, sino de símbolos en los que claramente distinguimos personajes y escenas... Eso puede hacer pensar que la estructura del tarot es la de un género (como si fuera la estructura de un cuento) y no la de un lenguaje. ¿O quizá es ambas cosas a la vez? A mí me resuena más pensar en la estructura de las lecturas de tarot: en ellas podríamos ver como un elemento común a todas el hecho de que arcanos mayores y menores se dispongan y organicen de modos específicos en las tiradas.

En cuanto al tema, es verdad que todos los tarots presentan un encadenamiento de situaciones o energías que van atravesando al héroe; sin embargo, me pregunto si a los ojos de todos los tarotistas es así. ¿Verán una narración en la secuencia de las cartas de un mazo? Incluso considerar las lecturas de tarot como un género podría ser un tanto forzado si pensamos que ese tema general común a todas no es tal, sino que está acotado a una perspectiva del tarot, la del tarot evolutivo-psicológico. Sucede que dentro de nuestra cultura existen lectores/lectoras de tarot que lo proponen como un medio más oracular-adivinatorio; entonces el tema central de sus tiradas sería “los acontecimientos futuros” y no tanto el lugar del viaje en el que se encuentra el héroe/consultante y las energías arquetípicas que se están desplegando en su vida. Me pregunto si esos diferentes modos de lecturas formarán parte de un mismo género. ¿O serían subgéneros?

Así como no me parece tan clara la consideración del tarot como género discursivo, sí rescato del artículo la mención de las relaciones del texto (las imágenes) con otros textos: el paratexto (números y nombres de las cartas) e intertextos (alusión a otros textos o historias que enriquecen la interpretación: tomando el ejemplo dado en el artículo, el Colgado en el Tarot mítico de Liz Greene y J.Sharman-Burke se conecta con el mito de Prometeo, a diferencia de otros mazos).

Creo que estos aportes son más claros porque lo que es innegable es que una lectura de tarot es un texto, en su significado latino de “tejido”: como en un texto escrito, o fotográfico, o audiovisual, en ella se vinculan elementos para darnos un mensaje coherente. Pero su sentido -como sucede cuando uno lee un libro, mira una fotografía o ve una película- solo se completa con la mirada del lector o del espectador (en este caso, tanto el tarotista como el consultante), quien advertirá las relaciones entre las diferentes imágenes y también sus conexiones transtextuales, y quien aportará además su perspectiva, sus experiencias y su intuición para construir el sentido del mensaje que brindan las cartas.

¿Qué opinan ustedes sobre el tema? Para mí, no está cerrado. Sigo reflexionando sobre la propuesta del artículo que, sin duda, es un intento válido de aproximarse a un universo semántico misterioso y complejo.

 

Bibliografía útil si necesitan revisar el concepto de “género discursivo”:

Calsamiglia Blancafort, H. y Tusón Valls, A. (2002). El concepto de “género”. En Las cosas del decir, cap. 9, pp. 252-257. Barcelona: editorial Ariel.

https://www.textosenlinea.com.ar/academicos/Calsamiglia%20y%20Tuson%20-%20Las%20cosas%20del%20decir.%20Manual%20de%20analisis%20del%20discurso.pdf

Y aquí las referencias del artículo que fue el punto de partida de esta nota:

Von Stecher, Pablo (2012). “Una lectura semiótica-discursiva del tarot y el estudio de un caso”. En AdVersuS, Revista de Semiótica, año IX, 22, junio 2012. En línea:

http://www.adversus.org/indice/nro-22/notas/IX2208.pdf